Testimoni: Camps de treball internacional SCI, Anna Buitrago

Testimoni: Camps de treball internacional SCI, Anna Buitrago

Mi campo de trabajo fue en una granja de “permacultura” (sobre temática de agricultura, ecología y culturas alternativas). Situada en Finlandia, exactamente en la región de los Mil Lagos.

Este
campo era de dos semanas, durante el mes de agosto de 2005. En total
fuimos un grupo de 10 voluntarios; dos chicas alemanas, una chica
griega, un chico inglés, un italiano, un ruso, tres catalanes y la
coordinadora finlandesa. Edades comprendidas entre 20 y 30 años
aproximadamente.

Nuestro trabajo básicamente consistía en
restaurar un edificio de la granja; construyendo el andamio, pintando
ventanas, etc. Otras tareas eran cuidar del ganado (limpieza y
alimentación del establo), recogida de fruta en el huerto y ayudar a la
cocinera. Estos trabajos los realizábamos por parejas y cada día íbamos
alternando, tanto las parejas como el trabajo en sí. De esta manera
evitábamos la monotonía y nos íbamos conociendo todos.

Nuestros horarios eran muy europeos, a las seis de la tarde se cenaba y
ya se dejaba de trabajar hasta el día siguiente. Este tiempo libre lo
dedicábamos a pasear por el monte, a bañarnos por el lago, ir a la
sauna (tan típica de allí), jugar a las cartas, jockey o asistir a
alguna charla o actividad organizada por los habitantes de la granja.
Son personas muy hospitalarias, nos ofrecieron todas sus instalaciones:
desde habitaciones, ducha, uso de lavadora, Internet, ropa apropiada
para el trabajo, etc.

Era mi primer campo de trabajo y mi
experiencia fue genial. A parte de trabajar por el medio, estás
conviviendo con personas de diferentes lugares y edades, puedes
compartir y aprender muchas cosas, entre ellas idiomas, te das cuenta
que conoces muy pocos. Por Europa, la gente a parte de su idioma natal
y del inglés perfectamente, saben alguno que otro idioma más.
Personalmente me sentí un poco inculta en este sentido, pero en ningún
caso fue un impedimento para relacionarme con mis compañeros.

Una
vez acabo el campo, fuimos a la capital a buscar nuestro vuelo, nos
dirigimos todos juntos y aprovechamos para hacer un poco de turismo.
Desde la granja, entre todos, buscamos alojamiento y organizamos una
ruta turística. Otra cosa muy positiva fue la evaluación de los campos
de trabajo, es decir, compartir la experiencia con voluntarios
catalanes que habían participado en otros campos.